Rastrillo, cera o luz pulsada... ¿Cómo influyen en el vello?

La anatomía del vello

El vello está compuesto por un tallo y un bulbo (también conocido como matriz), que están rodeados y unidos por una vaina folicular. El bulbo se localiza en la segunda capa de la piel: la dermis.

Este bulbo o matriz es alimentado por los vasos sanguíneos (conocidos como capilares), que tienen como función principal asegurar la actividad de las células germinales, las cuales son las responsables que el vello crezca nuevamente.

Durante la fase de crecimiento, los melanocitos son los encargados de producir el pigmento que da color al vello (la melanina).

Por último, tenemos a la glándula sebácea que produce un sebo que lúbrica el vello.

Seguramente te preguntarás, ¿cómo actúan estos métodos en el vello?

Comencemos con el rastrillo, que corta la superficie del vello, permitiendo que el vello crezca más rápido.

Por otro lado, tenemos la depilación con cera que únicamente arranca el tallo del vello, pero el bulbo o la papila del bulbo quedan ahí, por lo que, el vello crecerá más lento, pero no logrará detener el crecimiento del vello.

Mientras, la luz pulsada o IPL destruye el bulbo piloso (matriz) en su totalidad, eliminando de raíz el vello. De manera que, ¡si no hay bulbo, no hay vello!, esto es porque, si se destruye la papila y la matriz, el vello jamás vuelve a crecer.

De hecho, el IPL genera un flash luminoso que se convierte en calor en contacto con la melanina activa del vello. Este calor baja por todo el tallo, permitiendo coagular las células germinales y el bulbo en su totalidad. A esto se le conoce como la fotocoagulación selectiva. 

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